La Antártida se había estado derritiendo por un tiempo y nadie se dio cuenta de que el continente entero se mantuvo en su lugar durante milenios gracias a todo ese hielo.
Una vez que la enorme barrera de hielo de Ross finalmente se desintegró, el mar congelado se dispersó y las últimas aguas de deshielo se volvieron gotas en el océano, el continente, desprendiéndose repentinamente, se alejó por el mar hasta chocar con Sudáfrica.
Pretoria y Johannesburgo estaban lo suficientemente lejos de la costa como para sobrevivir al impacto inicial entre los continentes, pero Cape Town, Port Elizabeth y Durban fueron subducidas bajo el muro de roca que viajaba a treinta nudos y que había cobrado un impulso considerable cuando colisionó.
Todas las personas, las plantas y los animales fueron aplastados, y las ciudades fueron consumidas por fuentes de lava que salían a chorros de enormes grietas recién abiertas.
La mitad inferior de África estalló en un ardiente brote de volcanes que, para los astronautas en la Estación Espacial Internacional, se veía como un caso grave de acné sobre el rostro de la Tierra.
Entonces la Antártida rebotó y empezó a dirigirse hacia Indonesia.
Indonesia, compuesta más que nada por islas, demostró no ser un obstáculo para el continente fugitivo, el cual arrasó la nación en su camino hacia el océano Pacífico, arrancando Malasia del sur de Tailandia como si fuera una ramita.
Filipinas fue aplastada y hundida hasta el fondo del océano, desaparecida para siempre, y, mientras el continente navegaba por el espacio entre Vietnam y Australia, también cortó la punta de Queensland del Norte, partiéndola y dejándola en un ángulo nuevo y extraño sobre el mar del Coral.
Cinco billones de personas murieron, la mayoría en medio de un pánico horrible y consumidos por la furia y la frustración.
Fue en ese momento que el resto de los países finalmente decidió actuar sobre el cambio climático. La Antártida se dirigía a golpear México y California, lo cual no podía permitirse.
Pero primero hubo que gastar un montón de dinero para volver a ubicar la Antártida en su lugar y para unirla al fondo oceánico.
Luego de algunos siglos sin emisiones de carbono y un enorme plan de reforestación, el hielo volvió y la Antártida fue otra vez un páramo helado en el sur, lo cual significó una mala noticia para la mayoría de los animales que había juntado en su viaje no autorizado.
Sorprendentemente, algunos de ellos lograron adaptarse a las condiciones climáticas, y para el placer de los científicos, muchas manadas de elefantes, que habían subido al continente durante la parte africana del viaje, evolucionaron en una cepa moderna de mamuts colosales y malhumorados.
También emergieron enormes jirafas blancas y poderosos gorilas invernales que se alimentaban de pingüinos y focas.
Aunque muchos países de África fueron gravemente dañados, y Malasia, Indonesia y las islas Filipinas habían desaparecido, el resto de los gobiernos mundiales estuvo de acuerdo con que podría haber sido mucho peor. Y claro, todavía quedaba el tema del Brexit por resolver.
Por Harry Cockburn
Periodista ambiental y redactor para The Independent.
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